La energía vital es la luz, el calor radical, pero ese calor radical es adaptado y modulado por la humedad radical, la Luna. Por eso la Luna es el filtro de todas las demás energías planetarias, tanto en el mundo exterior como en el interior.

No es ni cómo pensamos ni cómo sentimos, sino mucho más que eso: es cómo creemos que es la realidad, porque así la percibimos en este mundo sublunar.

La Luna es el factor esencial en toda sinastría, y la que nos indicará de verdad si dos personas están en la misma onda o no.

Pero, como todos somos seres poliédricos, nuestra Luna suele abrirnos varias vías, unas mejores y otras menos buenas.

Por eso es conveniente aprender a entender cómo conectamos con los demás a través de la Luna y saber que con unas personas desarrollaremos lo mejor de nosotros mismos, mientras que con otras sacaremos nuestras peores tendencias.

Conocer nuestra Luna es pues la mejor manera de tomar las decisiones correctas a la hora de elegir una pareja.