La cosmología racional del éter y su influencia astrológica en nosotros.

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La cosmología del éter afirma que los cuerpos del firmamento tienen un porqué y un para qué, y efectivamente, influyen en nosotros.

James Clark Maxwell postuló matemáticamente que las ondas electromagnéticas se propagan en el vacío, y que la luz era una forma de onda transversal electromagnética. Este hecho fue comprobado empíricamente por Henrich Hertz en 1887, el cual, las bautizó con el nombre de ondas hertzianas.

Esto sugería la idea de que si en ausencia de materia estas ondas podrían igualmente propagarse, necesitarían de un soporte para ello, el éter de los antiguos filósofos. Ese mismo año 1887 los físicos Michelson y Morley realizaron un experimento con un interferómetro para tratar de validar o no la antigua idea del éter, a partir del movimiento relativo de rotación de nuestro planeta.

El experimento fracasó y a partir de allí se empezó a cuestionar la idea de un éter. Sin embargo, una serie de catastróficos errores experimentales de dicho interferómetro hicieron evolucionar la física hacía visiones cada vez más materialistas y contrarias al éter hasta hoy en día.

Hoy en día mencionar a un físico la antigua idea del éter es generar en él un profundo y hostil escepticismo. Sin embargo, las teorías que han sobrevivido hasta hoy en día basadas en el éter sugieren un universo muy diferente del que los modernos cosmólogos afirman, y nos hablan, de una profunda conexión entre el firmamento y nosotros, abriendo las puertas con ello no solo a una cosmología mucho más orgánica y racional, si no a reabrir el antiguo puente entre la astrología y la astronomía, cercenado siglos antes por Copérnico y Galileo.

La cosmología del éter afirma que los cuerpos del firmamento tienen un porqué y un para qué, y efectivamente, influyen en nosotros.

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Arturo Sala Lladó

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