Ya en tiempos inmemorables se ha demostrado que muchas construcciones se alzaron siguiendo un patrón celeste. Los templos sagrados estaban cargados de mensajes y simbolismo, pero cada viga y material tenía su función más allá de la materia.

Estoy seguro de que hay lugares en los que te sientes mejor que otros, y no siempre esta sensación coincide con la de otra persona. ¿Y si fuera porque tu energía vibra mejor y es capaz de desplegarse potencialmente en ciertos lugares?

La casa en la que vivimos es un plano más de consciencia visible de nuestra propia energía. El más cercano a lo material y externo, pero que refleja muy bien nuestro estado interno. La orientación, disposición y decoración de la casa donde vivimos refleja cómo se mueve nuestra energía íntima que nos nutre.

No solemos ser conscientes del impacto de esta nutrición energética, de la importancia de nuestro hogar y cómo impacta en nuestro camino y vida pública.

No es de extrañar que, al igual que si dormimos en una cama hecha para nosotros, durante el día rendiremos mejor, si habitamos una casa acorde a nuestras frecuencias, nuestra vida tendrá mayor fluidez general.

La carta natal refleja mucho de esto y en este taller nos iniciaremos en su uso para hacer Feng Shui occidental, la ciencia ha decidido llamarlo «Neuroarquitectura», a mí me gusta llamarlo «Astrodiseño de interiores» y con ello podemos trabajar configuraciones planetarias e incluso destensar aspectos complejos. ¿Te animas a bajar los astros a tu espacio?